Por qué los niños experimentan el tiempo más lentamente que los adultos: una perspectiva única para una vida plena

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La percepción del tiempo de los niños es poco investigada. Aprender a observar el tiempo a través de sus ojos puede hacer la vida más feliz.

La percepción del tiempo de los niños es algo que a menudo pasa desapercibido. Sin embargo, comprender cómo los niños perciben el tiempo puede ofrecer una visión única y valiosa sobre cómo experimentamos el mundo que nos rodea. A menudo, escucho a mi familia debatir sobre si el tiempo vuela más rápido o más lento. Mi hijo siempre grita, “¡Más lento en el coche!” mientras que mi hija contradice, “¡Nunca! Estoy demasiado ocupada para que el tiempo pase lento, pero tal vez en los fines de semana cuando estamos en el sofá viendo películas”. Ambos están de acuerdo en que los días posteriores a Navidad y sus cumpleaños parecen arrastrarse ya que se dan cuenta de que tienen que esperar otros 365 días para celebrar de nuevo. Con el paso de los años, esta percepción del tiempo puede hacer que los años parezcan interminables para los niños.

Recuerdo mis vacaciones de verano pasadas jugando en el lago, saltando sobre la hierba recién cortada y secando la ropa al sol. En esos momentos, el tiempo parecía mucho más lento, casi como si se hubiera detenido por completo. Los niños y el tiempo no han sido estudiados de manera exhaustiva, según la profesora de psicología Teresa McCormack de la Universidad Queen’s de Belfast, quien investiga el desarrollo cognitivo. A través de su investigación, McCormack ha explorado si los niños tienen un reloj interno distintivo en comparación con los adultos. Aunque todavía hay más preguntas que respuestas, su trabajo ha arrojado luz sobre cómo los niños perciben y experimentan el tiempo en su vida diaria.

McCormack señala que, a medida que los niños comienzan a comprender el reloj y el calendario, los adultos pueden concebir puntos en el tiempo independientemente de cuándo ocurra un evento, a diferencia de los niños. La semántica también importa. “Lleva tiempo para que los niños se conviertan en usuarios completamente competentes del lenguaje temporal, utilizando términos como antes, después, mañana y ayer”, agrega. El hecho de que los niños se están familiarizando con el uso del lenguaje y su relación con el tiempo puede tener un impacto significativo en su percepción del tiempo en general.

La memoria también desempeña un papel importante en la percepción del tiempo. Numerosos estudios han examinado cómo nuestro cerebro almacena recuerdos y eventos, y cómo esto influye en nuestra percepción del tiempo. Zoltán Nádasdy, profesor asociado de psicología en la Universidad Eötvös Loránd de Budapest, ha dedicado gran parte de su carrera a investigar este fenómeno. En un experimento realizado en 1987, Nádasdy y sus colegas exploraron la percepción del tiempo en infantes y adultos a través de la proyección de vídeos cortos y preguntas sobre la duración de los mismos. Con el paso de los años, han repetido este estudio y han descubierto que tanto los niños como los adultos perciben el tiempo de manera similar, lo que sugiere que la percepción del tiempo puede depender de varios factores, como el estado de ánimo y la memoria.

Además, otros estudios han destacado la importancia de la emoción en la percepción del tiempo. Durante el confinamiento, se descubrió que el estrés, la disminución de las tareas cotidianas y el envejecimiento ralentizaban el tiempo. Ver una película de miedo o presenciar imágenes desagradables también puede hacer que el tiempo parezca más lento. Por otro lado, las experiencias desagradables, como un viaje en tren en hora pico, pueden parecer más largas que las placenteras.

Además, el envejecimiento puede afectar la percepción del tiempo. Según Adrian Bejan, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de Duke en Durham, Carolina del Norte, la degeneración física puede influir en la percepción del tiempo. Su idea de 1996, la “ley constructal”, ha sido utilizada para explicar el misterio de la percepción del tiempo. Bejan argumenta que a medida que envejecemos, experimentamos menos sensaciones visuales que cuando éramos jóvenes, lo que puede crear la ilusión de un tiempo más comprimido.

En conclusión, la percepción del tiempo en los niños es un tema fascinante que aún necesita ser explorado en mayor profundidad. A través de la investigación y el estudio de cómo los niños experimentan el tiempo, podemos obtener una mejor comprensión de cómo percibimos y comprendemos el mundo que nos rodea. Aprender a observar el tiempo a través de los ojos de los niños puede ofrecer una perspectiva única y valiosa sobre la vida y, en última instancia, hacernos más felices.